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La viticultura como aliada del medio ambiente

30 de juliol de 2015

Para muchos consumidores, la calidad de los vinos y cavas ha dejado de ser el único argumento de compra: cada vez son más quienes se muestran sensibilizados sobre el impacto medioambiental de los productos que consumen; de ahí que apostar por una viticultura ecológica, que recurra a métodos de cultivo y producción lo más naturales posibles, sea visto por muchas empresas vitivinícolas como un valor añadido que puede ayudarles a lograr una mayor competitividad global.
El periodista especializado en vino Jürgen Mathäßes explicaba en este artículo de Tecnovino que la viticultura ecológicamente consciente se ha convertido en una de las tendencias del año en todo el mundo. Algunas empresas del sector no sólo se preocupan por la sostenibilidad del proceso, sino que intentan encontrar un sabor original en la producción de vinos naturales.
Pero la apuesta por una viticultura sostenible va más allá de una mera estrategia empresarial: se convierte en una necesidad para hacer frente a los efectos del cambio climático sobre los viñedos y, en consecuencia, sobre la calidad del vino.
 
Clima y viticultura
Lo estamos comprobando este verano con las inusuales olas de calor que vivimos en España. El cambio climático provoca comportamientos meteorológicos fuera de lo habitual que nos afectan en nuestro día a día, y, por supuesto, afectan también a la viticultura.
Hans R. Schultz, del Instituto de la Viña y el Vino en Geisenheim (Alemania), publicó hace ya años un estudio en el que analizaba cómo puede afectar el clima a la viticultura en Europa. En él, identificaba tres consecuencias claras del cambio climático y analizaba su efecto sobre los viñedos. La principal consecuencia era el aumento de la temperatura, que influye en los patrones de crecimiento de la uva: puede provocar el adelanto de la vendimia, el desplazamiento de los límites del cultivo de la vid y una distinta distribución geográfica de las variedades.
En un artículo sobre este tema, Miguel A. Torres, presidente de Bodegas Torres, auguraba un futuro difícil para la viticultura si la temperatura sigue aumentando. “No dejaremos de hacer vinos pero está claro que serán muy diferentes”, afirmaba. “De hecho, creemos que el mapa de denominaciones de origen cambiará totalmente, no sólo en España sino en toda Europa”.
La segunda consecuencia que detectó Schultz en su estudio era la disminución de las lluvias en verano, con la consiguiente reducción de la humedad del terreno y sus efectos sobre el crecimiento de la uva. En tercer lugar, el experto destacaba el aumento de la concentración de CO2, que también afecta al desarrollo de la vid.
 
Actuar ante el cambio climático
El futuro de la viticultura pasará, como asegura Torres, por adaptarse a las nuevas circunstancias climáticas. Propone, por ejemplo, cambiar la manera de cultivar los viñedos, o incluso ubicarlos en zonas más frías, para retrasar la maduración de la uva. También puede ser conveniente elegir variedades que resistan mejor la sequía y las temperaturas altas.
Con todo, cada vez más empresas del sector vitivinícola entienden que no pueden limitarse a reaccionar ante las nuevas circunstancias. La clave está en ser proactivas y adoptar las medidas necesarias en su proceso productivo para paliar el cambio climático. Es entonces cuando la viticultura se vuelve conscientemente sostenible.
Siguiendo con el ejemplo de Miguel A. Torres, sus bodegas decidieron introducir el programa Torres & Earth y se marcaron diferentes objetivos de sostenibilidad: reducir la huella de carbono por botella hasta un 30% en 2020, invertir en energías renovables, aprovechar la biomasa de la viña y de los bosques, etc.
 
Unidas por el medio ambiente
Si Torres es uno de nuestros empresarios vitivinícolas más fuertemente implicados en la lucha contra el cambio climático, afortunadamente no es el único. De hecho, las bodegas del sector han impulsado iniciativas conjuntas como Wineries for Climate Protection, en la que participan las tres empresas del sector que ejercen como patronos fundacionales en The Wine Business School: Bodegas Torres, Freixenet y Codorníu.
Wineries for Climate Protection, surgida en España en 2011, trabaja para mejorar la sostenibilidad en todo el proceso vitivinícola: cultivo de la vid, elaboración del vino y distribución. En este sentido, creó un decálogo en el que propone, entre otras medidas, reducir la huella de carbono por botella, promover las energías renovables y la eficiencia energética, aplicar prácticas de cultivo más naturales, minimizar el impacto ambiental de la distribucion o reducir los residuos.